La relación entre los Arcanos Mayores del tarot y la astrología es profunda y simbólica, ya que ambas disciplinas se basan en la conexión entre el ser humano y las fuerzas universales. Los Arcanos Mayores, compuestos por 22 cartas en el tarot, representan etapas clave en el viaje espiritual del individuo. Cada una de estas cartas tiene correspondencias astrológicas que enriquecen su interpretación, ya que los planetas y signos del zodíaco aportan matices únicos a cada arcano.

Por ejemplo, El Mago (Arcano I) se asocia con el planeta Mercurio, simbolizando la comunicación, la habilidad mental y la capacidad de manifestar intenciones en el mundo físico. Esta carta resuena con la energía mercurial de flexibilidad y destreza en la toma de decisiones. Por otro lado, La Emperatriz (Arcano III) está vinculada con el planeta Venus, que representa la belleza, el amor y la abundancia. En el tarot, La Emperatriz personifica la creatividad, la fertilidad y el bienestar material, en sintonía con las cualidades venusinas.

En términos de signos zodiacales, El Carro (Arcano VII) se conecta con Cáncer, un signo asociado al hogar y la protección emocional. Esta relación refleja el control emocional y la dirección de la voluntad que El Carro sugiere. De forma similar, El Diablo (Arcano XV) está vinculado a Capricornio, un signo ambicioso y ligado a las estructuras materiales, lo que refuerza la interpretación de esta carta como una advertencia sobre los peligros de la dependencia material o emocional.

De esta manera, la astrología complementa el simbolismo del tarot, ofreciendo una capa adicional de interpretación basada en las energías cósmicas que influyen en las situaciones representadas por cada Arcano Mayor.